Elaboración artesanal
Un oficio tradicional transmitido de generación en generación
Puramente artesanal
El valor de una pieza tradicional única
La esencia de la Dehesa de Extremadura unido a la maestría de unas manos expertas dedicadas en cuerpo y alma al cuidado de un producto artesano, ensalzan el valor gastronómico de los mejores productos ibéricos de bellota.
La elaboración de los jamones ibéricos Señorío de Montanera es un proceso puramente artesanal y tradicional, un oficio transmitido de generación en generación y cuyo resultado son piezas únicas.
Los profesionales de la restauración, la hostelería y la alimentación especializada valoran muy positivamente que nuestros jamones conserven la esencia de lo auténtico, cerdos 100% ibéricos alimentados a base de bellotas en dehesas extremeñas y un proceso de fabricación industrial, por su volumen, pero artesano en sus procedimientos. Todo ello da lugar a jamones ibéricos puros de bellota de alta calidad, y con una personalidad distinguida que nos posiciona en un mercado gourmet como un valor en alza.
Maestro jamonero
La pericia de unas manos expertas al cuidado de un producto artesano
Perfiladas a cuchillo una a una nuestros artesanos comprueban el grado justo de salazón, el adecuado secado y su lenta maduración en bodega. Después de los 4-5 meses que dura el post-salado frío, los jamones de bellota 100% ibéricos se suben a nuestros secaderos naturales donde permanecen más de 5 meses y cuya temperatura es superior en verano. Este periodo tan cálido y prolongado en un estadio intermedio del proceso, es genuino y único en la elaboración de productos curados de cerdo.
Nuestro maestro jamonero, en su conocimiento de esta forma de producción tradicional, es quien decide diariamente abrir o cerrar las ventanas, según las condiciones ambientales, para mantener la temperatura y humedad propias de esta etapa.
Ambiente único
Bodegas naturales excavadas en roca
Al final del verano, las piezas pasan a nuestras bodegas naturales excavadas en roca, con temperaturas más estables y frescas que el secadero, y con la iluminación siempre tamizada. Los jamones de bellota maduran muy lentamente y permanecen aquí entre 18 y 36 meses, 14-24 meses las paletas.
Dejamos “descansar” los jamones y así maduran lentamente; el tiempo y el reposo acaban de determinar un jamón ibérico excepcional.
Para determinar su momento óptimo de consumo, el maestro jamonero “cala” una a una todas las piezas de jamón ibérico de bellota, para comprobar que el aroma en el interior es el adecuado, y que la misma se encuentra suficientemente madura.